viernes, 8 de mayo de 2009

El noruego Tom Henning, amenazado de muerte
EMILI J. BLASCO LONDRES
Todavía exaltada por lo que se ha llegado a denominar como «el robo del siglo», la afición del Chelsea tiene entre ceja y ceja a Tom Henning Ovrebo, árbitro noruego que será recordado para siempre jamás en Stamford Bridge. Internet se ha convertido en una barra libre de insultos y hasta hay amenazas de muerte contra el colegiado, al que se le responsabiliza directamente de la eliminación europea.
Sin ir más lejos, en Facebook aparecieron numerosos grupos anti-Henning e incluso uno de ellos presentaba un epígrafe inquietante: «Matar a Tom Henning Ovrebo». Ante esta situación, el Chelsea no tardó en emitir un comunicado en el que condenaba cualquier tipo de amenaza. «Si se presentan las debidas pruebas, el Chelsea tomará las acciones más duras contra los abonados o socios que hayan participado».
Henning no pasó una buena noche el miércoles. Fue acorralado por los jugadores del Chelsea -Drogba, que pidió ayer disculpas, se quedó a gusto con él y dicen que lanzó un puñetazo que pasó cerca de su cabeza- y tuvo que cambiar de hotel por seguridad. Para salir del Reino Unido tuvo que ser fuertemente escoltado y en Noruega también le protegieron, ya que colgaron en internet la dirección de su domicilio.
¿Hubo conspiración?
Y en Inglaterra se sigue debatiendo sobre una hipotética conspiración de la UEFA, al parecer poco interesada en que se repitiera la misma final de la pasada edición. Sin embargo, la prensa aplaudió al Barça por su resistencia y se felicitó de que finalmente pueda haber el duelo entre los de Ferguson y los de Guardiola que «todos deseábamos».
Tanto la prensa de calidad como la sensacionalista coincidieron en que fueron penalti al menos dos de las cuatro jugadas más polémicas (el derribo de Malouda por parte de Alvés y la mano de Piqué), pero la extrema reacción de los jugadores y sobre todo la violenta actitud de Drogba acabaron restando autoridad a los «blues» en sus quejas. «Un furioso Drogba pierde los papeles», fue el principal titular de «The Times».
Para este diario, «la simpatía hacia el Chelsea fluye de modo genuino y debemos perdonarles que fueran lejos en sus acusaciones en medio del calor de la noche, pero a menos de que nos den una muy buena razón para pensar lo contrario, debemos inclinarnos más por una chapuza arbitral que por la teoría de la conspiración».
Algo así también titulaba «The Sun» una de sus dobles páginas, en las que se decía: «Chelsea así de bravo, pero la final que todos queríamos». Para «The Sun», hay que expresar «respeto y admiración para un equipo que rechazó morir».
«The Guardian», por citar otro medio más, destacó que finalmente habrá «la final de ensueño». Subrayó que se vieron «los defectos del bello equipo», con un Messi impotente en la búsqueda del gol, pero consideró que las quejas contra el árbitro empañaron cualquier reivindicación: «Drogba debe pagar alto precio por deslustrar al club con su arrebato».

jueves, 7 de mayo de 2009

PERIODICO DE CATALUNYA 07-05-09

JOAN BARRIL
La capacidad de escandalizarnos va por barrios y por culturas. Hay gente que se siente agredida por el humo de un cigarrillo, y otros que ven en una ligera bicicleta una pesada máquina de guerra. Hay ciudadanos que no toleran que alguien se les ponga por delante de la fila que han estado manteniendo, y otros que arremeten contra la autoridad que intenta domesticar a las multitudes. El escándalo, a veces, se mide por la tinta de la letra impresa o por los decibelios de algunos radiopredicadores. Pero los hechos están ahí. Y los hechos pesan lo que pesan.Me sorprende sobremanera la naturalidad con la que se está asistiendo al goteo de imputados en la llamada operación Gürtel, que está salpicando a parlamentarios y altos cargos del Partido Popular. Trajes, dineros, licencias, coches de lujo, vacaciones de los niños... Todo eso está saliendo a la luz en lo que se ha dado en llamar "una trama". Yo no creo que todo responda a lo que se considera generalmente una trama; es decir, una organización que establece unas tarifas por la comisión de actos que rozan la ilegalidad. No es una trama: es simplemente la normalización de la desvergüenza. Porque en ese lío de prebendas inesperadas se da por supuesta la elegancia social del regalo a cambio de la obviedad de la corrupción impune.Pero ya nada mueve a escándalo. Tampoco lo del espionaje mutuo entre miembros del Partido Popular madrileño, un hecho grave que se llevó a una efímera e inútil comisión parlamentaria cuyo presidente acaba de ser mezclado en el turbioasunto Gürtel. Vistas las cosas con ojos de hoy, la escandalosa abstención de los dos tránsfugas que hicieron presidenta a Esperanza Aguirre parece un juego de niños.El escándalo se digiere muy bien en Madrid cuando afecta a las autoridades de Madrid. No quiero ni imaginar qué habría imprimido la prensa madrileña de haberse encontrado la más mínima sospecha de corrupción a cargo de un concejal comarcal del tripartito catalán. Más aún: estoy plenamente seguro de que en toda España milita en el Partido Popular gente abnegada, honrada y trabajadora que hoy se ve obligada a mirar para otro lado cuando algún vecino les recuerda lo que han hecho sus correligionarios.Paralelamente al escándalo de corrupción, los encuestadores van por el mundo y asisten a una sorprendente indulgencia de la derecha con sus representantes. La intención de voto al PP aumenta y supera al PSOE. ¿Significa eso que el votante de la derecha está dispuesto a tragar con la corrupción de su votados solo por la posibilidad de echar del poder a los que ellos consideran unos intrusos? Mientras que la supuesta izquierda tiende a cogérsela con papel de fumar, la derecha está demostrando unas tragaderas enormes. En la necesidad de estar con los que él cree los suyos, Aleix Vidal-Quadras justificaba ayer la decisión de Silvio Berlusconi de trufar su lista europea con atractivas vedettes. Ya todo vale para la victoria. Ya nada queda de la ética política. Para ejemplo, ahí tienen el del conocido Julián Muñoz, alcalde que fue de Marbella y que se doctoró en corrupción en la prisión de Alhaurín. Tanto debió de aprender el tal Muñoz, que participará como ponente en los cursos de verano de la Universidad Rey Juan Carlos impartiendo lección magistral sobre Corrupción y periodismo.El delito va a la universidad, los espías miran hacia otra parte, los trajes ni siquiera se llevan a la tintorería. Pero lo grave está en la desmembración de España.